Cuando
tenemos un hijo y éste cae enfermo, aunque sea a causa de un simple catarro,
deseamos que se restablezca su salud de forma rápida y segura. Para ello
podemos contar con técnicas específicas de la Medicina Tradicional China
adaptadas a la fisiología y energética de los niños, técnicas que se llevan
empleando en China  y Japón desde hace cientos de años.

Los niños
hasta que alcanza su edad adulta están en constante proceso de crecimiento y
desarrollo. De hecho la etapa infantil de la vida es una etapa donde el Yang
puro lo invade todo, es una etapa próspera de rápido crecimiento y desarrollo.

Como
profesionales no debemos cometer el error de tratar un niño como si se tratara
de un adulto ya que tanto su morfología como sus órganos están en formación y
su cuerpo no tiene su forma definitiva.

El cuerpo
del niño es más propenso a los ataques de los factores patógenos externos ya
que penetran con más facilidad en su organismo ya que sus barreras defensivas
no están completamente desarrolladas. Cuanto más pequeños son más fácil y
rápido es el acceso de los factores patógenos y la transmisión de las
enfermedades, ya que cuentan con menos defensas que los adultos y no controlar
su temperatura corporal.

Las
afecciones más comunes son las de pulmón (afecciones cutáneas, respiratorias,
etc…) y las de bazo (problemas digestivos, vómitos, diarreas, etc…)

Las
patologías que más comúnmente suelen presentar, aparte de las producidas por el
ataque de los seis factores patógenos externos (frío, calor, calor de verano,
humedad, viento y sequedad) son las siguientes:

Para poder
tratar un niño debemos conocer cómo se desarrolla para poder adaptar el
tratamiento a cada una de las etapas del desarrollo en la que se encuentra en
el momento en el que se presenta la enfermedad. El desarrollo de los niños se
divide en seis etapas:

Fetal: desde la concepción al parto.

Lactante: desde el día 28 hasta el primer
año.

Postlactante: desde el primer año hasta el
tercero.

Infantil: desde los tres a los siete años.

Prepuber: desde los siete a las 12 años.

La
Acupuntura y la Medicina Tradicional China pediátrica se encargan del
diagnóstico y tratamiento de los niños hasta los 14 años de edad.

Aunque se
puede utilizar la Acupuntura con agujas filiformes para tratar a un niño, y de
hecho en China se utiliza, lo habitual es utilizar otras técnicas adaptadas a
la fisiología del niño como el Tuina, el tratamiento con esencias florales, la
homeopatía, el Shonishi  (Acupuntura sin punción), ventosas, semillas
vegetales y bolitas de acero en puntos de acupuntura y moxa.

La
acupuntura y la Medicina Tradicional China son muy eficaces en el tratamiento
de enfermedades infantiles. Específicamente la acupuntura  con moxa por su
baja interferencia con el metabolismo y la posibilidad de ampliar el
tratamiento al ámbito doméstico (el profesional puede enseñar a los padres como
deben utilizar la moxa), además de disfrutar del enfoque peculiar de la
medicina oriental que le permite resolver situaciones (como bronquitis u otitis
recurrentes) que otras medicinas tienden a considerar crónicas.

Vamos a ver
en qué consisten cada una de estas técnicas.

Es una
técnica de masaje de la Medicina Tradicional China adaptada para su utilización
en niños.

El tuina que
se emplea con los niños es igual que el utilizado en los adultos aplicado con
más suavidad, aplicado sobre puntos de Acupuntura y zonas específicas que se
han demostrado más efectivas en los niños.

Las
patologías que se suelen tratar con el tuina son los problemas digestivos y
respiratorios.

Éstas
técnicas son muy sencillas y pueden ser aprendidas por los padres para
aplicarlas en casa en cuanto aparecen los primeros síntomas y restablecer la
salud del niño de forma rápida.

Hay que
asegurarse utilizar algún aceite vegetal para lubricar la zona sobre la que se
aplica el masaje y evitar rojeces o incluso quemaduras de la piel del niño.

Se trata de
un tratamiento energético utilizando extractos florales obtenidos por
maceración de las plantas durante un periodo determinado de tiempo.

Las esencias
florales más conocidas son las flores de Bach.

La
administración de los extractos florales es muy sencilla ya que se pueden
mezclar con el agua que se le da al niño para beber, y si está en el periodo de
lactancia la madre puede tomar la fórmula y sus efectos son suministrados al
niño a través de la leche materna.

Algunas
fórmulas pueden emplearse aplicándose la ropa de la cuna del bebé en incluso
aplicando la sobre la superficie de su cuerpo lo que es especialmente efectivo
en caso de que el niño padezca cólicos de lactante.

Su principio
de funcionamiento es la ley de similitud, es decir que uno se cura tomando la
sustancia que es capaz de provocar en él los mismos síntomas que está
sufriendo. La homeopatía se emplea los niños en dosis extremadamente bajas y ha
de ser pautada por un profesional.

Es una
técnica japonesa de acupuntura no invasiva que adapta las técnicas de
Acupuntura ajustándolas a las necesidades y fisiología de los niños que se
desarrolló en Japón hace unos 250 años.

Es una
técnica que no requiere pinchar a los niños ya que se utilizan unas
herramientas con las que se realizas presiones, frotamientos y raspados y
picoteos a lo largo de los meridianos de acupuntura y en zonas específicas
según la dolencia que se esté tratando. Las herramientas utilizadas provienen
de los clásicos de medicina china como el Ling Shu en el que se describen los
nueve tipos de aguja diferentes utilizados en los tratamientos de acupuntura,
de las cuál en el actualidad no se tiene muy claro cuáles eras sus usos ya que
prácticamente solo nos ha llegado el uso de las agujas filiformes que son las
utilizamos habitualmente en los tratamientos Acupuntura.

Con esta
técnica se regula el Qi de los niños de una forma rápida y suave.

Las técnicas
de tratamiento dependen del instrumento utilicemos. Las principales técnicas
son:

Se aplican
las bolitas de metal o semillas sobre puntos específicos de Acupuntura
seleccionados por el especialista para tratar el problema en cuestión. Las
semillas habitualmente son de Wang Bu Liu Xin (Vaccaria) y las bolitas suelen
ser de acero quirúrgico.

Hay que
prestar especial atención si utilizamos bolitas bañadas en oro ya que el sudor
del niño puede eliminar el baño y provocar una irritación en la zona donde está
aplicada la bolita. Si el niño presenta algún tipo de erupción cutánea,
enrojecimientos en la piel o heridas no se aplicará este tratamiento sobre la
zona afectada.

La moxa son
puros o conos herbales, generalmente de Artemisa secada y prensada, que una vez
encendido se aplican sobre los puntos de acupuntura o a lo largo de los
meridianos de acupuntura. Son especialmente útiles en los tratamientos de
deficiencia de Yang, en ataques de viento externo o en deficiencias de Jing de
riñón congénitas.

Hay que
tener muchísima precaución para no producir una quemadura con la Moxa ya que
una vez encendidos alcanzan temperaturas muy elevadas, de casi 370ºC, y la piel
de los niños es más fina delicada que la que presentas los adultos.

Las ventosas
son similares a un vaso o cuenco de cristal en las cuales, tras aplicarles
calor mediante una llama, producen un vacío cuando se aplican sobre los puntos
de acupuntura ejerciendo una succión sobre el mismo.

En la
actualidad existen ventosas de plástico en las cuales se obtiene el  vacío
mediante una bomba, con ellas es más sencilla controlar la cantidad de succión
y al no emplearse fuego para calentarlas su uso es más seguro con los niños.

Hay que
prestar especial atención para no ejercer una succión excesiva y provocar un
hematoma el niño ya que su piel y sus tejidos son mucho más delicados que los
de un adulto.

Actualmente
también se pueden realizar tratamientos de acupuntura con láser a los niños.
Estos tratamientos son completamente seguros e indoloros ya que los terminales
del láser se fijan a la piel del niño mediante adhesivos hipoalergénicos
similares a un esparadrapo sobre los puntos de acupuntura que queremos tratar.
Mientras se realiza este tratamiento el niño está sentado cómodamente en el
regazo de alguno de sus padres reduciendo así el estrés que pueda causar el
tratamiento.

Estas
técnicas actúan de forma reguladora teniendo en cuenta las peculiaridades del
desarrollo infantil, y en particular en el sistema nervioso central y
vegetativo, por lo que resultan muy eficaz para tratar múltiples alteraciones y
enfermedades, sobre todo en recién nacidos y lactantes. Se fortalece la
vitalidad y la constitución de los niños de forma suave y eficaz. 

Con estas
técnicas podemos tratar entre otras muchas las siguientes patologías:

Estas
técnicas poseen muchos beneficios tanto para los padres como para los
niños. 

Las
experiencias realizadas con niños prematuros probaron que mejora su desarrollo
ostensiblemente con el tratamiento de masajes. Tras recibir masajes diarios
durante diez días, aumentan sus umbrales de tolerancia al ruido y sus
posibilidades de calmarse. Duermen mejor y sufren menos apneas. Aumentan de
peso un 47% más rápido y salen antes de la internación hospitalaria.

También
obtenemos excelentes resultados en niños con Síndrome de Down, modificando el
masaje de acuerdo a sus condiciones cardiovasculares y ayudando a optimizar su
tono muscular, así como sus respuestas a partir de ese contacto íntimo y
placentero que lo estimula y lo conecta con sus padres.

Las náuseas
y vómitos inducidos por la quimioterapia es una de esas áreas donde la
acupuntura pediátrica demuestra ser eficaz. Se está llevando a cabo el primer
estudio en varios centros para investigar el papel de la acupuntura en
pacientes pediátricos oncológicos, y una revisión de Cochrane sugiere que la
electroacupuntura es eficaz para reducir la incidencia de los vómitos agudos
provocados por la quimioterapia en adultos, pero cuestiona si estos efectos
serían similares para las náuseas y los vómitos tardíos.

Como hemos
mencionado no se suele emplear la punción con Agujas filiformes de acupuntura,
pero en casos excepcionales si llegan a utilizarse, así como las micro
sangrías, las cuales son muy útiles en casos de fiebres muy elevadas ya que con
solo extraer un par de gotas de sangre se obtienen reducciones de hasta 1,5° de
temperatura de forma muy rápida reduciendo muchos de los riesgos asociados a la
fiebre infantil.

Como hemos
visto muchas estas técnicas pueden ser aprendidas y aplicadas por los padres en
casa siempre y cuando las aprendan de un profesional cualificado y tengan muy
clara la forma de aplicación para no dañar la piel del niño y no empeora sus
síntomas. De esta forma pueden aplicar el tratamiento a los niños en cuanto
aparecen los primeros síntomas.

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