La dermatitis nerviosa, también conocida como alergia nerviosa, no tiene porqué ser una enfermedad crónica. Se trata de una serie de erupciones cutáneas que aparecen como reacción a estados de nerviosismo o estrés.
Hoy en día se trata de un tipo de dermatitis que ha dejado de ser poco común, sobre todo en la población que habita en las grandes ciudades y que está acostumbrada a un ritmo de vida más rápido y estresante.
Las épocas con abundante trabajo, los exámenes universitarios, los problemas familiares… son algunos de los factores que pueden producir nervios y estrés, algo que en un primer momento no tiene porqué manifestarse físicamente, pero que a la larga acaba debutando en muchas de las personas que sufren un estrés continuado.
¿Qué es exactamente la dermatitis nerviosa?
Se trata de una reacción del sistema inmunitario, una respuesta ante una situación incómoda para nuestro cuerpo. El cuerpo de forma automática intenta protegerse de aquello que ha detectado como una amenaza, por lo que el sistema inmunitario genera una sintomatología.
Con respecto al estrés, se pueden dar muchas respuestas distintas a una bajada de defensas producto de los nervios, como dolores de cabeza, úlceras, irregularidad en la menstruación, depresión, agobio, caída del cabello… y en ocasiones, puede derivar también en dermatitis nerviosa.
Sin embargo, en la mayor parte de ocasiones, estas erupciones desaparecen generalmente cuando finaliza el período de tensión y nerviosismo, pero si el paciente suele ser una persona nerviosa la cual tiende a estresarse con facilidad, puede tener brotes más a menudo.
Los síntomas son resultado de un elevado nivel de estrés, lo que a menudo viene acompañado de insomnio, inquietud y en ocasiones agotamiento, tristeza, dolor de estómago, contracturas musculares o mal humor. Si este estado se extiende demasiado tiempo, en ocasiones se manifiesta a través de la piel, tal y como describimos a continuación.
¿Cómo se manifiesta?
Al igual que otras variantes de la dermatitis, suele manifestarse con eccema, rojeces o ronchas rojas inflamadas, aunque también puede presentarse en forma de ampollas o protuberancias similares a las picaduras de insectos. Todas estas manifestaciones producen picor.
Diagnóstico
La dermatitis nerviosa es complicada de diagnosticar, pues lo más probable es que el médico no conozca nuestra situación personal y por ello en muchas ocasiones diagnostica alergias, hongos o dermatitis común.
Tratamiento
Al diagnosticarse la dermatitis nerviosa lo normal es que el médico recete una crema de uso temporal con corticoides para controlar las lesiones. Además, recomiendan encarecidamente actividades relajantes como la meditación o el yoga. También recetan en ocasiones tranquilizantes naturales como la valeriana o la pasiflora, que ayudan tanto a conciliar el sueño como a sentirse más relajado en el día a día.
Sin embargo, si el paciente no puede controlar ese estado de nerviosismo, el dermatólogo suele recomendar, además del tratamiento para controlar las lesiones en la dermis, la visita periódica a un psicólogo que ayude y enseñe al paciente técnicas de relajación y de control del estrés personalizadas.
Fuente Blue-cap