La obesidad y nuevas alternativas para combatirla
Un nuevo trabajo realizado en ratones afirma que esta planta podría estimular la producción de grasa parda, involucrada en una eficiente quema de calorías.
El sobrepeso y la obesidad se han convertido en un grave problema de salud pública en todo el mundo, y las estrategias que se emplean para combatirla se basan principalmente en restringir la ingesta y absorción de calorías.
La importancia de la grasa parda en el control del peso
Pero ahora, científicos chinos sugieren en un nuevo estudio que quemar energía mediante la activación del tejido adiposo marrón (o ‘grasa parda’) con una hierba medicinal tradicional podría ser una estrategia alternativa para combatir la obesidad funcionando como un probiótico.
Ginseng: Un probiótico natural para activar la grasa parda
Los investigadores descubrieron que un extracto del ginseng, una raíz de la tradición china, puede inducir la actividad de las bacterias Enterococcus faecalis en el intestino, lo que a su vez puede producir un ácido graso de cadena larga insaturado (LCFA)-ácido miristoleico (MA).
El papel del ácido miristoleico en la reducción de grasa
«Como un nuevo probiótico contra la obesidad, el E. faecalis y el ácido miristoleico pueden reducir la adiposidad a través de la activación del tejido adiposo marrón y la formación de grasa de color beige», explica Jin Wanzhu, autor principal del estudio, publicado en la revista Gut, y científico del Instituto de Zoología de la Academia de Ciencias de Chin.
Grasa blanca, grasa parda y grasa beige: ¿Por qué es importante?
Estudios anteriores han demostrado que el tejido adiposo marrón facilita el control de peso y genera un potente efecto contra la obesidad mediante el «enmarronamiento» de la grasa blanca para transformarla en beige. Por lo tanto, aumentar su actividad podría ser un enfoque terapéutico novedoso y efectivo para la obesidad y sus enfermedades relacionadas.
El tejido adiposo pardo, o ‘grasa marrón’ porque es más oscura que la blanca por estar más vascularizada y ser más densa en mitocondrias, tiene como función producir calor y, por lo tanto, se metaboliza con más facilidad que la blanca de los ‘michelines’. Nuestro organismo es rico en ella cuando somos bebés para protegernos del riesgo de hipotermia pero, como tantas otras cosas buenas de la vida, la vamos perdiendo al hacernos mayores.
El proceso de ‘enmarronamiento’ y su impacto en el metabolismo
Cuando el tejido adiposo pardo se queda sin reservas para mantener la temperatura corporal, se produce un intercambio. La grasa marrón ‘recluta’ células del tejido blanco, los adipocitos, transformándolas en ‘grasa beige’ por un proceso denominado browning. Las células así ‘enmarronadas’ se queman para producir calor, algo que desde hace años los investigadores buscar cómo estimular para que la ‘grasa buena’ gane terreno a la ‘mala’ en nuestro organismo.
El potencial del ginseng en la lucha contra la obesidad
Esta es la primera prueba de que la combinación de E. faecalis con ácido miristoleico puede reducir la obesidad al aumentar la actividad del tejido adiposo marrón y la formación de grasa de color beige. «Este estudio demuestra el importante papel del ácido miristoleico en la reducción de la obesidad y la mejora del síndrome metabólico relacionado, así como sus enormes posibilidades de aplicación
Fuente el español