Para la medicina occidental la artritis es una enfermedad autoinmune, es decir, el sistema inmunológico no funciona correctamente y ataca a sus propias articulaciones.
Las articulaciones disponen de una membrana, membrana sinovial, que las recubre de un hueso a otro. Precisamente la hinchazón de esta membrana es la responsable del dolor y de la sensación de rigidez, además de la pérdida de función. Esta inflamación sostenida y no controlada puede terminar dañando los huesos, ligamentos y tendones que hay alrededor de la articulación afectada. La consecuencia de este proceso es la deformación progresiva de las articulaciones y la pérdida de capacidad para llevar a cabo actividades cotidianas.
La enfermedad no afecta por igual a todas las articulaciones. Las zonas más afectadas son: cuello, hombros, codos, muñecas, cadera, rodillas, tobillos y la mandíbula. La afectación suele ser simétrica, es decir, si un paciente muestra inflamación en la muñeca derecha es muy probable que la izquierda también estará afectada.
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