“Los nervios todo lo pueden”, decían antes las mujeres mayores de la familia de manera intuitiva. Esa máxima tiene ahora base científica. Para hablar sobre este tema, aplicado fundamentalmente a la salud reproductiva, el viernes que pasó la médica neuróloga Eliana Roldán, integrante del equipo médico de un centro de salud reproductiva de Salta, brindó una charla dirigida al público en general. Allí se refirió a la influencia de la salud emocional en diferentes patologías, entre ellas, las que tienen que ver con la reproducción. En diálogo con El Tribuno, la médica expresó que “es ampliamente reconocido el beneficio que tiene sobre un tratamiento médico, el estado de ánimo y las emociones”. El ánimo afecta la evolución de los procesos de salud y es fundamental en la recuperación o mejoría de diferentes patologías. En casos como la salud reproductiva, en donde lo emocional está tan comprometido, los niveles de estrés aumentan y pueden empeorar la fertilidad de la pareja, con lo cual se produce “una retroalimentación negativa que es necesario cortar en algún punto”, indicó la especialista.
Últimos estudios
De acuerdo a recientes estudios científicos, 1/3 de las parejas con problemas de fertilidad presentan ansiedad generalizada o algún grado de estrés. “En algunos casos los niveles de ansiedad son muy altos, por ejemplo el 86,8% de las parejas con problemas de fertilidad presentan ansiedad generalizada y 40,8% sufre depresión”, aclaró la especialista.
Los números son alarmantes y se puede observar una relación directa entre ansiedad o depresión y la duración del tratamiento de fertilidad. “Esa incidencia aumenta luego de la primera falla de tratamiento”, aclaró. En muchos casos la enorme carga psicológica hace que las parejas discontinúen los tratamientos.
La asistencia psicológica
Ya no caben dudas que brindar soporte psicológico en el tránsito de un tratamiento de fertilidad beneficia tanto el estado emocional y la calidad de vida como la continuidad de los tratamientos. “Además, mejora las chances de embarazo” dijo la neuróloga.
“Es fundamental que el abordaje sea multidisciplinario, con intervenciones psicoterapéuticas y educacionales, para beneficio tanto del estado emocional como de la fertilidad de las personas”, agregó.
Los mecanismos que generan infertilidad en el estrés se vinculan con la activación del eje que coordina desde el cerebro la producción de cortisol en las glándulas suprarrenales. El cortisol, además de aumentar la frecuencia cardíaca, la presión arterial y el azúcar, promueve cambios metabólicos en diversidad de órganos, siendo el sistema reproductivo uno de ellos. “La reducción de hormonas femeninas y masculinas lleva a una reducción de espermatozoides y de la libido en el varón, y a un compromiso en la ovulación y el ciclo reproductivo en la mujer”, agregó Roldán. Los tratamientos más efectivos con relación a los procesos de estrés e infertilidad no se basan en fármacos sino en terapias específicas, científicamente probadas y con amplios beneficios.
“En fertilidad se reconocen los beneficios de la terapia cognitivo-conductual, modificando formas de pensamientos y creencias sobre la infertilidad”, dijo la especialista en neurología. La investigación ha demostrado que las creencias o pensamientos negativos generan estrés, ansiedad y depresión.
Otras terapias
Otras terapias efectivas estudiadas son: mindfulness, yoga, musicoterapia y especialmente la acupuntura, que es “reconocida como medicina tradicional (no medicina alternativa) y que presenta amplios avales científicos. Es una intervención segura en manos de personas capacitadas y con conocimientos médicos”, agregó la especialista. No reporta efectos secundarios ni toxicidad, actúa a nivel de sistemas moduladores internos ampliamente estudiados. “En fertilidad se demostró que la acupuntura genera beneficios con relación al flujo sanguíneo uterino, lo que aumenta la posibilidad de implantación del óvulo en las paredes uterinas, beneficios en el flujo sanguíneo ovárico, analgesia durante la recuperación de ovocitos, beneficios metabólicos endócrinos en síndrome de ovario poliquístico“, dijo Roldán, y continuó: “Normaliza procesos metabólicos endócrinos que regulan la ovulación y reducen la ansiedad, el estrés y las hormonas secretadas en un evento estresante que pueden reducir la fertilidad”. Todo ello con el consecuente aumento de la posibilidad de embarazo.